Director de la cineteca nacional diseccionó trayectoria de Luis Buñuel

“En la residencia de Madrid un especie de internado combinado con casa de cultura convive con Salvador Dalí, que será fundamental para su primera película, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, y tuvo como profesor a Ortega y Gasset”, explicó Pelayo.

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TIJUANA, B.C.-, Alejandro Pelayo, director general de la Cineteca Nacional, diseccionó la trayectoria de director hispano-mexicano Luis Buñuel, en la Sala Carlos Monsiváis del Centro Cultural Tijuana, en el Ciclo de Conferencias México a través de la Cultura.

“El padre de Buñuel, Leonardo hizo fortuna en Cuba y regresó a España a casarse con María Portolés, 28 años menor que él, esto es interesante porque en la obra de Luis Buñuel vamos a ver personajes mayores enamorados de mujeres jóvenes, El oscuro objeto del deseo, que fue su última película y también en Viridiana con Silvia Pinal”, dijo Pelayo, al ir construyendo el perfil del director de cine surrealista, a 35 años de su muerte.

“El catolicismo era muy importante para Buñuel pero él quería ser científico, le llama la atención el estudio de los insectos, lee mucho se vuelve lector de Darwin y de Pérez Galdos, novelista que lo influye para hacer Tristana y Nazarín que es una de sus obras maestras”, reveló el director de Miroslava.

“En la residencia de Madrid, una especie de internado combinado con casa de cultura, convivió con Salvador Dalí, que fue fundamental para su primera película, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, y tuvo como profesor a Ortega y Gasset, quien le dice que el cine es el arte del siglo XX”, todos ellos serían esenciales para su formación”, continuó Pelayo.

“Él llega a París en pleno Impresionismo, participa en algunos rodajes del cineasta Jean Epstein, todavía era el cine silente, entró en contacto con André Bretón y Max Ernst. Su cinta El perro andaluz, se adelantó a su relación con el Surrelismo, desde esa película Buñuel va explorando el tema esencial de su carrera que es el deseo insatisfecho, un deseo erótico y sexual”, aseguró.

“Aunque lo llamaron para trabajar en Hollywood, no hablaba inglés y vino entonces su estadía en México en la Época de Oro del cine nacional, se hace mexicano, filma películas mexicanas, y muere aquí en 1983, hoy su casa es la sede la Academia Mexicana la que entrega los Arieles”.

“Quería hacer una película con tema social sobre los cinturones de miserias de las grandes ciudades, pero Los Olvidados causaría escozor, no era agradable para el gobierno, no querían mostrar ni la miseria, ni al personaje de la mala madre que se mete con El Jaibo, pero la película ganó en Cannes el premio al Mejor Director; Octavio Paz apoyó la película y escribió a favor de ella porque rompía los estereotipos del melodrama mexicano”, detalló el también escritor, periodista y guionista Alejandro Pelayo.

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